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América Latina y el Caribe es una región diversa y culturalmente rica. Su ubicación geográfica estratégica, variedad de climas y pluralidad de identidades contribuyen enormemente a la diversidad cultural, que abarca música, gastronomía, artesanía, moda y danza, por nombrar solo algunos. Esta gran diversidad cultural y social ha estimulado el crecimiento económico en los últimos años, lo que a su vez ha llevado a un auge de la actividad comercial en estos espacios. Por ejemplo, el sector tecnológico de la región ha despegado recientemente, con compañías como el unicornio colombiano de entrega a pedido, Rappi, la plataforma brasileña de entrega de alimentos en línea, iFood, y la marca de hospitalidad con sede en Panamá, Selina. Las compañías tecnológicas globales, como Uber, ahora ven a América Latina como el lugar para enfocar su expansión. Del mismo modo, vemos la transformación de la moda en la región no solo como un vehículo de expresión, sino como una forma de proteger el patrimonio cultural, especialmente a través de la reconocida diseñadora, autora y empresaria mexicana Carla Fernández. Su enfoque, que ahora se ha convertido en una tendencia de la industria, es optar por un futuro hecho a mano y sostenible. Con la crisis actual transformando cada aspecto de nuestras vidas, la pregunta ahora es, ¿cómo afectará la crisis de la COVID-19 a estas industrias?

Las economías creativas, como concepto, han existido durante siglos, incluso cuando no se han definido o categorizado claramente. En su forma más básica, las economías creativas se basan en cómo las personas pueden usar su imaginación para aumentar el valor de una idea. Cuando se guía y regula formalmente, una economía creativa puede ser un poderoso motor de crecimiento y vitalidad comunitaria. Según John Howkins, reconocido orador de las industrias creativas y autor de ‘Creative Ecologies: Where Thinking is a Proper Job’, las economías creativas incluyen sectores cuyos bienes y servicios se basan en la propiedad intelectual: publicidad, arquitectura, artesanía, diseño, moda, cine, juegos y juguetes, música, publicaciones, investigación y desarrollo, software, televisión y radio, videojuegos y artes escénicas visuales. Juntos, los artistas, las organizaciones culturales sin ánimo de lucro y las empresas creativas pueden producir y difundir bienes y servicios culturales que generan empleos, ingresos y calidad de vida. 

La “Economía Naranja” es un término acuñado por el actual presidente de Colombia, Iván Duque, durante su tiempo en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Para fines de aclaración, la “Economía Naranja” es la abreviatura del ecosistema que abarca las economías creativas y culturales y sus industrias asociadas, incluidos el diseño, los nuevos medios, el software, las artes y el patrimonio, particularmente en América Latina. En este modelo económico, el talento y la creatividad son los principales insumos y recursos.

Como vehículo para el desarrollo sostenible, las políticas de la Economía Naranja han sido muy relevantes para la región. Un estudio realizado por el British Council, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el BID, destaca que las políticas de la Economía Naranja oscilan entre el 2% de la producción del PIB en Chile y más del 10% en Brasil. En Colombia, el país anfitrión propuesto para el Día Naranja, estas políticas han generado aproximadamente un millón de empleos directos e indirectos y representan aproximadamente el 3.4% del PIB, y, para 2022, se suponía que representarían más del 6% (antes de la pandemia del coronavirus). 

Desde el 2018, Concordia ha utilizado sus diversas convenciones y plataformas para resaltar la Economía Naranja desde una variedad de ángulos. El modelo de Concordia reúne a la industria y a líderes de opinión de los sectores público, privado y sin ánimo de lucro para discutir cómo crear asociaciones sostenibles y el desarrollo para todos. Como dice el proverbio: si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado. El enfoque de colaboración defendido por Concordia es particularmente valioso para la Economía Naranja, dada la variedad de actores y conocimientos necesarios para convertir de manera sostenible una idea imaginada en un negocio próspero con un valor económico y social positivo.

Por ejemplo, el Concordia’s Innovative Financing Coalition (Coalición de Financiamiento Innovador) (CIFC) de Concordia sirve como una plataforma para discutir cómo el despliegue de nuevas fuentes de financiamiento, la mejora de la eficiencia en los flujos financieros, el papel del pensamiento integrado para reducir el riesgo y la creación de instrumentos financieros orientados a resultados serán fundamentales para que Colombia y sus vecinos de América Latina y el Caribe logren los objetivos establecidos por las políticas de la Economía Naranja. Desde otra perspectiva, Concordia organizó previamente una conversación bajo el formato “Pecera” en el 2019 Concordia Americas Summit, dirigida por altos ejecutivos de la Presidencia de Colombia, NBC-Universal, la Cámara de Comercio de Bogotá y el Ministerio de Cultura de Colombia, para abordar el tema intelectual y las preguntas prácticas que enfrenta la Economía Naranja. Nuestro enfoque programático en la Economía Naranja culminará con el Día Naranja, en paralelo a la Reunión Anual del BID.

 Queda mucho por debatir e identificar cuando se trata de políticas de Economía Naranja en la región. La COVID-19 pospuso el Día Naranja, pero en realidad, este tema ahora será más relevante que nunca. En tiempos turbulentos como estos, la creatividad florece. En la crisis financiera de 2008, se crearon compañías tecnológicas como WhatsApp, Venmo y Uber, y no hay duda de que habrá una avalancha de innovación al otro lado de la pandemia actual. Pero, ¿se han establecido políticas latinoamericanas para fomentar su crecimiento? Si no, ¿qué hace falta? 

Al profundizar en las políticas colombianas, vemos que hay una base sólida para alentar el crecimiento económico a través de la Economía Naranja. Por ejemplo, los incentivos comerciales para las empresas de la industria de la naranja son un primer paso crucial. En Colombia, los detalles de la iniciativa de la Economía Naranja incluyen una serie de valiosos incentivos para las empresas que buscan operar dentro de una o más industrias identificadas como “creativas”. Estos incluyen una exención del impuesto sobre la renta de cinco años, exención del IVA sobre la importación, producción o compra de activos fijos, y acceso a crédito/capital semilla en condiciones favorables. Sin embargo, para aprovechar estos incentivos, los inversores y empresarios extranjeros deben primero incorporar una empresa dentro del país.

Todavía quedan preguntas, y no solo en Colombia, sino en la región en general. ¿Qué viene primero, el comercio o la creatividad? ¿Un país solo va a promover a aquellos creativos que encuentren una manera de convertir su arte en negocios? ¿Atraer la inversión extranjera directa en lo que respecta a las industrias creativas es mutuamente excluyente para promover las industrias desarrolladas localmente? ¿Qué tipo de políticas promoverá un país cuando un gigante como Uber vaya a luchar contra una historia de éxito regional como Rappi?

Una de las preguntas más importantes que surgió de la pandemia de la COVID-19 y la recesión económica resultante gira en torno a la inevitable carga de salud mental que aumentará a medida que las políticas de quedarse en el hogar y la posible angustia financiera continúen. Aunque es necesario para prevenir la pérdida de vidas debido a la COVID-19, estas medidas de salud pública exponen a muchas personas a situaciones que están relacionadas con malos resultados de salud mental, como el aislamiento y la pérdida de empleo. ¿Qué relación tendrá esto con la creatividad y, en última instancia, con la Economía Naranja? Un proyecto reciente en la ciudad de Soacha, Colombia, en las afueras de Bogotá, se ha propuesto abordar este mismo problema al intentar vincular el desarrollo sociocultural y emocional de los jóvenes de Soacha con la inclusión económica a través de la capacitación laboral, así como la gestión y habilidades empresariales en el sector cultural y creativo. Este programa, dirigido por la Fundación Gratitud, que fue cofundada por el aclamado artista musical internacional Fonseca y en colaboración con el BID, explorará cómo abordar la salud mental y emocional puede ser un conducto para el emprendimiento de la Economía Naranja. 

La COVID-19 está cambiando radicalmente la forma en que funciona el mundo. En este nuevo entorno en el que todos nos encontramos, Concordia está trabajando arduamente para garantizar que su programación sea innovadora, oportuna e impactante. Sin embargo, Concordia también entiende que la Economía Naranja como un tema temático seguirá siendo un tema extremadamente relevante, y tal vez más ahora que antes. A medida que nos acercamos a la próxima ola de innovación provocada por la crisis de hoy, Concordia se está asegurando de que las voces correctas estén a la vanguardia de las conversaciones.

 

Próximos pasos:

Concordia sigue comprometida en reunir a los expertos mundiales de los sectores privado, público y sin ánimo de lucro para abordar los principales problemas sociales a través de la perspectiva de las asociaciones. Para un desglose completo de nuestra Agenda 2020, consulte a continuación:

 

  • Americas Partnership Accelerator (Acelerador de Asociaciones) virtual el 23 de julio
  • Décimo Annual Summit del 20 al 22 de septiembre en la ciudad de Nueva York (por confirmarse como virtual)
  • 2020 Americas Summit en el cuarto trimestre de 2020 en Bogotá, Colombia
  • 2020 Africa Summit en noviembre en Kigali, Ruanda
  • Reprogramación del Día Naranja, en paralelo a la Reunión Anual del BID, en Barranquilla, Colombia (pendiente de reprogramación de la Reunión Anual del BID)
  • Reprogramación de Una nueva década de oportunidades para América Latina, con el Programa de Liderazgo para América Latina de la Universidad de Georgetown, en Washington, D.C. (fecha proyectada por determinar).

 

Nota del editor:

Del 18 al 22 de marzo de 2020, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) debía organizar su Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores en Barranquilla, Colombia. Cada año, el BID organiza estas Reuniones Anuales para discutir cómo hacer que la economía de la región sea más sostenible y competitiva a nivel mundial. En coordinación con el BID, y en asociación con la Presidencia de la República de Colombia y la Alcaldía de Barranquilla, Concordia planeó organizar el Día Naranja, un importante evento paralelo a estas Reuniones Anuales, el 19 de marzo de 2020. El evento fue diseñado para ser una continuación de las conversaciones anteriores que Concordia ha organizado en torno a la Economía Naranja, reuniendo representantes de diferentes sectores y antecedentes para hablar sobre cómo las industrias creativas son una herramienta para impulsar el desarrollo económico y sostenible en América Latina. 

Desafortunadamente, debido a las extraordinarias circunstancias de salud pública que rodearon la respuesta global a la COVID-19, el Día Naranja se pospuso, a la espera de la reprogramación de la Reunión Anual del BID.